Aventuras en África: La fortaleza de una generación única
Cuando las cincuentonas deciden conquistar el mundo
Amo viajar. Y más amo viajar sola. Pero hace un par de meses hice algo que nunca había hecho: me lancé a un viaje organizado por una agencia latinoamericana especializada en mujeres. Uno de esos viajes en los que te tienes que preparar mental, física, emocional y económicamente antes de emprenderlos. ¿El destino? Nada menos que África. ¿La sorpresa? El grupo estaba compuesto por 13 mujeres, y solo dos de ellas tenían menos de 50 años. Sí, leíste bien. La coordinadora de veintitantos y una chica encantadora que hizo el viaje para celebrar su cumpleaños 40 eran las más jóvenes entre nosotras.
El promedio de edad del grupo era de 55 años, y ¡qué grupo tan especial resultó ser! Imagina la escena: mujeres independientes y valientes, listas para explorar un continente tan lleno de maravillas como desafíos. Cada una tenía una historia fascinante y una razón única para estar allí. Solteras, viudas, divorciadas, madres, abuelas. Había de todo. Pero lo más importante es que todas estabamos ahí para vivir una aventura, explorar y experimentar.
Confieso que para mí, acostumbrada a vivir sola desde hace más de diez años, fue un reto interesante. Mi hija ya no es la adolescente que me acompañaba a mis viajes cuando yo estaba en mis trentas y cuarentas, así que este viaje fue una oportunidad para reconectar con esa parte de mí que todavía anhela experimentar algo nuevo y la conexión con otras mujeres que hablan español. ¡Y fue una de las razones por las que decidí crear 50ymás!
Una de las cosas que más me sorprendió durante el viaje fue la fortaleza interna y externa que estas mujeres demostraron. Desde pasar más de nueve horas en una camioneta viajando por caminos sin pavimentar para visitar aldeas de tribus locales en el Masai Mara y ver los animales más fascinantes en el Serengueti y el Ngorongoro en su ambiente natural, hasta dormir en campamentos con agua y electricidad limitadas, no hubo desafío que nos hiciera darnos por vencidas. Cada noche, compartíamos historias de vida, risas y, a veces, lágrimas. Fue un recordatorio poderoso de que la edad es solo un número y que nuestras capacidades y deseos no disminuyen con los años, sino que evolucionan.
La más jóven del grupo, una chica con una sabiduría sorprendente, dijo algo que se quedó conmigo: "Las mujeres de su generación han roto moldes, y ustedes son el claro ejemplo de que nunca es tarde para vivir plenamente." Y tiene toda la razón. Este viaje no solo fue una aventura geográfica en un destino mágico, sino también una exploración profunda de nuestras propias habilidades y tenacidad infinita.
Al final del viaje, nos despedimos con abrazos y promesas de mantenernos en contacto. Sentí que en dos semanas encontré no solo nuevas amistades, sino también una nueva perspectiva sobre lo que significa ser una mujer independiente en nuestros tiempos. Nos hemos liberado de los roles tradicionales que antes nos encasillaban y hemos demostrado que, a cualquier edad, podemos ser exploradoras del mundo y de nuestras propias vidas.
Como dijo la increíble Isabel Allende:
"La edad, por sí sola, no hace a nadie mejor ni más sabio, sólo acentúa lo que cada uno ha sido siempre."
Así que, querida amiga de 50ymás, si alguna vez tienes la oportunidad de unirte a un viaje similar, no lo dudes. Y también, nunca dudes de lo que puedes hacer, por muy raro o difícil que parezca.
Te prometo que será una experiencia transformadora.