Como mujeres de 50ymás, nos encontramos en una etapa de la vida donde generalmente ya estamos alcanzando un equilibrio en todos los aspectos —personal, profesional y sentimental— mientras que las que somos madres comenzamos a ver a nuestros hijos adultos hacer su vida fuera de casa. Recuerdo a una amiga que describía este momento como "el nido vacío que se llena de nuevas responsabilidades". Y, en muchos casos, ese nido se llena con la decisión de tomar la responsabilidad de cuidar a nuestros padres ancianos.
Esta situación puede plantearnos un verdadero dilema emocional, ya que es una decisión profundamente personal para la cual no existe una única respuesta correcta. Una buena amiga me contaba cómo, al principio, creía que tenía que hacerlo todo por su madre, pero se dio cuenta de que necesitaba ayuda. “No estaba siendo la mejor cuidadora porque estaba agotada”, me confesó.
Decidir cuidar a nuestros padres, cuando la relación con ellos ha sido positiva, puede ser una forma linda de retribuirles el amor y el cuidado que te brindaron a lo largo de tu vida. Para muchas mujeres, este acto es una forma de devolver el amor que recibieron de sus padres. Sin embargo, es importante también reconocer que esta responsabilidad puede generar estrés y agotamiento. Recuerdo a una prima que comparaba este proceso con un maratón: "Es un largo recorrido, y si no me cuido, no llegaré al final".
Por esto es fundamental aceptar que si decides no asumir el cuidado de tus padres, eso no te convierte en una mala hija. Incluso celebridades como la escritora Isabel Allende han hablado sobre la necesidad de buscar ayuda externa en momentos así, reiterando que pedir apoyo no significa que ames menos a tus seres queridos, sino que te importa tanto su bienestar como el tuyo.
El cuidar a los padres puede traer consigo una mezcla de sentimientos encontrados, desde la gratitud hasta la culpa y el agotamiento. Por eso es importante siempre abordar estos sentimientos con compasión hacia nosotras mismas y buscar apoyo cuando sea necesario. No estás sola en esto, y hablar de tus emociones puede ser un gran alivio.
Mantener un equilibrio sano entre el cuidado de los padres y el autocuidado es esencial. Las mujeres a menudo nos sentimos presionadas para ser perfectas, pero es crucial recordar que nuestro bienestar es, y siempre será, lo más importante. Como dice el dicho: "No puedes servir desde un vaso vacío". Si tú no estás bien, ¡no puedes ayudar a otros a estarlo!
Toma la decisión correcta para ti
Al final del día, cada persona debe tomar la decisión que mejor se ajuste a sus circunstancias personales. Ya sea que decidas asumir el cuidado de tus padres, buscar alternativas, o aceptar que es algo en lo que no te quieres involucrar, lo más importante es que la elección se haga desde el amor y la reflexión, sin juzgarte a ti misma por el camino elegido.
Recuerda que no hay decisiones correctas o incorrectas, solo aquellas que mejor se alinean con tus necesidades y capacidades actuales. 💙