Cuando exprimimos una naranja, obtenemos su jugo (o zumo como dicen nuestras amigas en España), a veces dulce, a veces ácido o algunas veces una mezcla de ambos. Si exprimimos una herida, lo que sale es pus, señal de que hay algo que sanar. Y si excavamos un pozo petrolero, lo que emerge es petróleo, denso y oscuro, pero con potencial de transformar energía en movimiento. Pero ¿qué sucede cuando la vida nos exprime a nosotras, amigas de 50ymás?
La vida está llena de desafíos, grandes y pequeños que nos ponen a prueba, y que muchas veces nos hacen sentir exprimidas, desgastadas o al borde de nuestro límite. Es precisamente en esos momentos, cuando estamos bajo presión, que nuestras verdaderas emociones y esencia salen a la luz. ¿Te has preguntado alguna vez qué es lo que brota de ti en esos momentos? ¿Es dulce o amargo? ¿Es calmante como una sesión de Spa o punzante como una espina?
No se trata de juzgar lo que sale, sino de entenderlo. A veces, lo que emerge puede ser rabia, tristeza, frustración o miedo. Otras veces, puede ser serenidad, fortaleza o amor. Lo que sale es simplemente lo que llevamos dentro. Si cuando estamos bajo presión sentimos que lo que brota no nos gusta, o no se alinea con la mujer que queremos ser, entonces quizás es momento de reflexionar y preguntarnos: ¿qué hay en mi interior que necesita ser sanado o transformado?
Hay circunstancias en las que es necesario que salga lo que parece "pus" o "petróleo". Estos momentos no son necesariamente negativos; pueden ser protectores o liberadores. Pero si esto es lo que constantemente brota de nosotras, es posible que sea tiempo de mirar más profundamente y preguntarnos el por qué. ¿Es ese nuestro estado natural o una respuesta aprendida? ¿Es esa la energía con la que queremos navegar la segunda mitad de nuestra vida?
Al reflexionar sobre qué emerge cuando somos "exprimidas", tenemos la oportunidad de decidir cómo y de qué queremos llenar nuestro espacio interior. Nosotras tenemos el poder de elegir cultivar la paz, la gratitud, la resiliencia, o cualquier otra emoción que nos acerque a ser la mujer plena que aspiramos ser a los 50ymás. Y recordemos siempre que no hay respuestas incorrectas; lo importante es hacerlo con consciencia y deseo de convertirnos en una mejor versión de nosotras mismas.
Así que la próxima vez que te encuentres en una situación difícil o en la que te sientas desafiada, te invito a detenerte un momento y pregúntarte: "¿Qué sabor tiene mi jugo hoy?" Y si no te gusta el sabor, recuerda que siempre tienes el poder de cambiar lo que llevas dentro para que, cuando la vida te exprima, lo que brote sea la esencia más auténtica, valiente y hermosa de ti misma.
"La autenticidad es la práctica diaria de dejar ir quién pensamos que deberíamos ser y abrazar quiénes somos."— Brené Brown