Lo que no se comparte, se pierde
Y por qué una conocida marca de refresco tuvo razón en los 70s
¿Recuerdas el anuncio navideño de televisón de Coca-Cola, a principios de los años setenta, en donde jovenes de todo el mundo cantaban una canción que para muchas personas se convirtió en un himno de unión?
La letra, una traducción al español con algunos ajustes, resonaba en corazones de todas las edades: “Hay que compartir el momento feliz, hay que disfrutar las cosas de la vida.” Esta frase en su momento no solo reflejaba el espíritu de la Navidad, sino que encerraba (y aún encierra) una verdad universal: lo que no se comparte, se pierde.
Desde mi primer blog en 2008, titulado precisamente “Hay que compartir,” mucho antes del lanzamiento de 40ymas.com, comprendí que compartir es una de las acciones más poderosas que podemos llevar a cabo. Ya sea una idea, una creación o una experiencia, si no la sacamos al mundo, tiene el potencial de desvanecerse en el olvido. Y este concepto aplica tanto a escritores, inventores, emprendedores, como a cada una de nosotras en nuestra vida diaria.
Imagina si grandes novelistas como Gabriel García Márquez o Isabel Allende hubieran decidido no compartir sus mundos de realismo mágico. ¡Nos habríamos perdido de conocer a personajes inolvidables como el coronel Aureliano Buendía o la misteriosa Clara del Valle! Los libros son un ejemplo perfecto de cómo el hecho de compartir lo que uno crea puede tocar vidas. No importa cuán pequeño o grande sea el mensaje, al compartirlo, damos la oportunidad a otros para que lo disfruten, lo interpreten y, si les sirve, lo usen.
Las palabras en una página impresa, o en una pantalla, tienen el poder de transportar, emocionar y, sobre todo, inspirar. Pero si esas palabras se quedan en la mente de su creador o creadora, se pierden para siempre. Las ideas necesitan ser compartidas para florecer, para crear conexiones entre personas y culturas. Si escribes un poema, un cuento, o incluso un simple pensamiento, ¿por qué no compartirlo? Tal vez sea la chispa que otra persona necesita para encender su propia inspiración.
Lo mismo ocurre con los inventores y emprendedores. ¿De qué sirve desarrollar algo novedoso si se queda guardado en un cajón? La historia está llena de innovaciones que no solo cambiaron el mundo, sino que lo hicieron al ser compartidas. Los inventores no solo crean por crear, en su mayoría lo hacen con la intención de mejorar la vida de los demás.
Si, por ejemplo, Thomas Edison hubiera guardado para sí mismo el invento de la bombilla eléctrica, nuestras noches serían mucho más oscuras. Si los pioneros de la medicina no compartieran sus descubrimientos, no tendríamos acceso a los avances que hoy en día salvan muchas vidas. Cada creación, cada invento, es un acto de generosidad hacia la humanidad. Y esa generosidad solo se completa cuando el invento se comparte con el mundo.
En 50ymás, uno de los muchos beneficios para las suscriptoras de la versión pagada es justamente el poder de compartir tus propios artículos con las más de 7 mil lectoras de este espacio. ¡Sí, tú puedes ser creadora de esta conversación! Imagina el impacto de tus palabras en otras mujeres que están viviendo experiencias similares, que buscan inspiración o simplemente una voz amiga que les recuerde que no están solas.
Puede ser un artículo sobre algo en lo que eres experta, una idea novedosa o una reflexión que te ha marcado en este momento de tu vida; compartir tu experiencia puede tener un efecto positivo en los demás. Y lo mejor de todo es que, al hacerlo, te enriqueces tú también. Porque, al compartir, creamos un círculo virtuoso donde todas aprendemos, crecemos y nos apoyamos mutuamente.
Vivimos en una época en la que compartir es más fácil que nunca. Las redes sociales, los blogs y espacios como éste, los podcasts, todos estos medios nos permiten llegar a personas que de otra manera nunca habríamos conocido.
En el fondo, todas venimos a este mundo a conectar con la mejor versión de nosotras mismas y a compartir nuestro espacio vital con otros seres. Y no hay mayor satisfacción que saber que lo que hemos dado al mundo, en forma de palabras, inventos o ideas, ha dejado una huella positiva.
¿Qué estás esperando? ¡Hay que compartir!
Ya sea una receta que heredaste de tu abuela, una idea que te ronda la mente desde hace días o una experiencia que te marcó, ¡comparte! Porque, como dice ese remoto anuncio de refresco, "Hay que disfrutar las cosas de la vida," y no hay mejor forma de hacerlo que compartiéndolas con quienes nos rodean.
En Club50ymás ya hay miles de mujeres listas para leerte, para inspirarse con lo que tienes para decir y para disfrutar lo que tú, única en tu esencia, tienes para ofrecer.
¿Qué esperas? ¡Hay que compartir!